El mero hecho de estar vivos es algo digno de honrar y celebrar. Si bien es cierto que la ruptura de una pareja sentimental no parece en principio el mejor motivo para el regocijo, en determinadas ocasiones se llega a la conclusión de que la etapa en común está amortizada, se agradece el tiempo pasado juntos, se queda cada uno con la enseñanza y el amor recibidos… y se abre la puerta para una nueva fase en la vida de cada uno. ¿Por qué no?
En estos contados casos no está de más cerrar el capítulo vital en común de manera civilizada, deseando lo mejor a la anterior pareja. Aunque pueda parecer un imposible, en el Club Victoria podemos asegurar de que no lo es. Por supuesto, también se nos han dado casos en nuestra sala —incrustada en pleno centro histórico de Sevilla— en los que la celebración de un divorcio se ha llevado a cabo unilateralmente por sólo una de las partes, que siente haberse liberado de una situación afectiva que ya no le estaba aportando lo que necesitaba.
Sea como fuere, casi todo —pueden creerlo— puede servir de palanca para juntar a los amigos, familiares y gente cercana para compartir momentos imborrables. ¿Dónde? En el Club Victoria, por supuesto.