Comidas de Navidad, ¿un marrón o una oportunidad?

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Cuando estamos escribiendo estas líneas, es pleno verano en Sevilla. Algunos meteorólogos anuncian —y no es porque sean agoreros— que los próximos días harán saltar los termómetros. Quizás sea buen momento para viajar mentalmente a un mundo de abrigos y bufandas. Invierno, puente de la Inmaculada, luces en la ciudad… comidas de empresa. ¿Dónde y por qué?

Comencemos por lo segundo: es importante mantener arriba la moral de la tropa —léase trabajadores— para que se sientan partícipes del proyecto empresarial en el que están inmersos y dispongan todos de un rato de asueto para ponerse al día no sólo de las tareas profesionales pendientes, sino de las cuestiones personales y, por qué no decirlo, de criticar un rato a los jefes con una cerveza en la mano. Bien gestionado, un almuerzo de Navidad donde se ofrezcan unas palabras que alaben el compromiso de la plantilla y, quizás, se redondee con el sorteo de algún premio sirve para hacer piña. No está de más recordar que algún entrenador de fútbol de Primera División que conoce personalmente el que redacta estas líneas promovía literalmente que sus jugadores salieran juntos alguna noche —no las previas de partido— para llevar a cabo lo que él denominaba «entrenamientos invisibles». Oigan: el relato le funcionaba de maravilla.

Ahora, la primera cuestión: ¿dónde llevar a cabo la comida de Navidad? ¡Hombre de Dios, está usted leyendo el blog del Club Victoria…! Evidentemente, el lugar es ése. Somos expertos en ayudar a montar eventos inolvidables. Dispondrá de un exclusivo y lujoso local sólo para usted y los suyos —sin tener que compartir retrete con otros señores, como sucede en los restaurantes o salones de hoteles—, siempre con un toque pionero y aventurero. Y, créalo, le saldrá más barato de lo que tiene en mente. Usted pregunte por la gestión de nuestros menús y del mueble bar…